EL ORIGEN DE LOS TERREMOTOS PROFUNDOS Y EL TERREMOTO DE BOLIVIA DE 1994
Cesar JIMENEZ & Hernando TAVERA
Instituto Geofisico del Perú. CNDGS. Calatrava 216 Mz F Lt. 10 Urb. Camino Real – Lima 12
La teoría clásica niega la existencia de los terremotos con foco profundo debido a que desde hace más de 50 años la explicación sobre su origen es poco entendido y aún controversial. Los terremotos con foco profundo se localizan a más de 300 km de profundidad y pueden alcanzar hasta 700 km. En el Perú, sus epicentros se concentran cerca de los límites con Brasil y Bolivia. Dos hipótesis han intentado explicar el origen de estos terremotos. La primera basada en las características de la distribución de los sismos en función de la profundidad de sus focos (geometría del proceso de subducción). Según esta hipótesis, los sismos deberían su origen a un trozo de litósfera oceánica que se encuentra penetrando dentro del manto astenosférico y que está suficientemente fría como para fracturarse. La segunda hipótesis intenta explicar el origen de los terremotos profundos en la transformación de la fase de olivino a espinela, la misma que se desarrolla en potencia a profundidades de 500 y 700 km (Green, 1994).
El 9 de Junio de 1994, los Andes Centrales fueron sacudidos por un sismo de magnitud Mw=8.3, el más fuerte ocurrido en los andes en las últimas décadas y que por haberse producido a gran profundidad (673km), no ocasionó más que intensidades moderadas (IV MM en las ciudades de Cusco, Arequipa y Moquegua) y ninguna destrucción. El análisis de los registros de banda ancha de este terremoto (Red Sísmica Mundial), permite evidenciar el proceso complejo de su ruptura con una duración del orden de 70 segundos.
La localización de los diferentes puntos de inicio de cada ruptura fue realizada utilizando un método interactivo basado en la técnica de mínimos cuadrados para ajustar la relación definida por Berckhemer y Jacob, (1968) y Fukao, (1972), t=t0 – (l/vp) cos d. Los resultados obtenidos muestran un proceso de ruptura con propagación unilateral en dirección NE, similar a lo descrito por Kikuchi y Kanamori (1994). Se ha identificado hasta siete rupturas de diferente duración, siendo la tercera, cuarta y quinta las de mayor tamaño.
Asímismo, las áreas bajo las formas de onda en desplazamiento, fueron utilizadas para estimar la energía liberada por cada una de las rupturas, siendo el total del orden de 1021Nm. El tamaño del terremoto de Bolivia, pone en evidencia que los terremotos profundos pueden liberar tanta energía como la que liberan en una década los terremotos con foco superficial. Las características del proceso de ruptura del terremoto de Bolivia pueden ser mejor explicados mediante la transformación mineralógica que se produce a profundidades del orden de 700 km.